Un perro pasó un año escondido entre los cimientos de la casa de su dueño a la espera de que volviera a buscarlo, pero el hombre no lo había dejado, sino que había fallecido y su familia había vendido la propiedad y abandonado al animalito a su suerte.
Además de estar ciego de un ojo, Woody presentaba signos de desnutrición y tenía su pelaje tan enmarañado que era peligroso para su salud. Los vecinos le daban agua y comida de manera regular, pero no era lo mismo que tener un hogar.
Staff VDG
Fotografías tomadas de Internet
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