El futuro del transporte público sostenible podría estar dentro nuestro, literalmente. Recientemente ha sido creado un nuevo tipo de autobús que se alimenta de dos cosas que los humanos tenemos en grandes cantidades: excremento y desperdicios de comida. Es un autobús de 40 asientos que funciona gracias al biometano. Su funcionamiento permite que sea clasificado como un nuevo tipo de vehículo ecológico y sostenible.
Este autobús produce muy pocas emisiones cuando quema el biometano, muchas menos que el diésel incluso, así que no solamente ayuda a contaminar menos el aire, sino que además se trata de un ejemplo más de lo que la ecología es capaz de llegar a lograr, dando origen a otro proyecto donde los desperdicios son convertidos en combustible.
Tanto el excremento humano como la comida no apta para ser consumida son recursos valiosos, aunque no lo parezcan. La comida no debería ser desperdicia al ser enviada a los vertederos, sino utilizada para crear biocombustible y fertilizantes.
El biometano que usa el Bio-Bus se genera en una central de la firma GENeco en Bristol, y además de alimentar al mencionado vehículo también se usa para producir electricidad, estimándose que se podría llegar a brindar electricidad a más de 8 mil hogares adicionales. En la central se procesan millones de toneladas de “material” cada año, convirtiendo estos desperdicios en combustible y energía.
Un tanque lleno permite que el Bio-Bus recorra unos 300 km, para lograr esa cantidad se necesitan los desperdicios que producen 5 personas anualmente.
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