Satao -nombre del paquidermo- fue agredido con flechas envenenadas en el Parque Nacional Tsavo, al sureste del país.
Funcionarios encargados de la vida salvaje encontraron el cuerpo con dos orificios enormes en donde antes estaban sus colmillos. Su rostro estaba tan mutilado, que las autoridades usaron otras maneras para identificarlo, incluyendo sus orejas y un patrón de barro apelmazado en su cuerpo.
"Satao está muerto, fue asesinado por cazadores de marfil que le arrojaron flechas envenenadas para alimentar la insaciable demanda de marfil en otros países. Una gran vida perdida para que alguien lejos de aquí pueda tener una baratija en su chimenea”, comentó Tswavo Trust, una organización sin fines de lucro de Kenya, en un comunicado emitido el viernes. “Descansa en paz, viejo amigo, serás extrañado”.
Satao tenía unos 45 años y era una sensación entre los visitantes del parque nacional, donde los conservacionistas lo monitoreaban regularmente para protegerlo de los cazadores
Pese a que el animal solía rondar dentro de la parte limitada del parque, en recientes ocasiones comenzó a aventurarse en el área considerada como un lugar de alta concentración de actividad de caza.
El área en el que se movía en búsqueda de agua fresca es de difícil acceso debido a su gruesa vegetación y los escasos caminos para llegar.
“Con las presiones de caza de montaña actuales y los recursos anticaza que llegan hasta el límite, se probó que era imposible prevenir que los cazadores llegaran a la red”, informó Tsavo Trust.
“El surgimiento de la matanza de elefantes en África y la caza de otras especies listadas a nivel global amenaza no solamente la población de la vida salvaje, sino también la vida de millones que dependen del turismo para vivir”, manifestó Achim Steiner, director ejecutivo del programa de medio ambiente de Naciones Unidas.
Grupos armados están capitalizando el valor creciente del marfil al matar a elefantes e intercambiar sus colmillos por armas y municiones.
Staff VDG
CNN