La tecnología, basada en la activación del oxígeno del aire, permite inactivar los microorganismos, de modo que estos no dañan a las frutas y hortalizas frescas. A su vez, disminuye la deshidratación de los productos, aumentando su vida útil, especialmente en la etapa de comercialización.
De este modo, esta innovación transforma el aire en un eficiente vehículo de higienización y mejoramiento de los aspectos fisiológicos, lo que supone un gran avance en la descontaminación ambiental y la inocuidad de productos hortofrutícolas frescos de manera totalmente limpia.
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