La madre de Dusty había sido atropellada, y el futuro del pobre animalito se miraba tan cuesta arriba, que los Stewart decidieron intervenir. Sin dudar lo subieron a su carro y lo llevaron a la granja, y fue ahí que conoció a Lilly, una golden retriever y Rosie, una border collie.
Dusty quiere a los perros, duerme con ellos e incluso los quiere imitar. Punto que quedó demostrado cuando Felicity tuvo que comprarle una cama especial para perros, porque de celos estaba rompiendo la de su compañera, además de un collar con reflector, placa y su nombre, para que no se perdiera en la oscuridad.
“Es adorable y muy parecido a un perro. La verdad es que nos causa mucha gracia el tenerlo con nosotros, aunque sabemos, algún día tendrá que volver al estado salvaje“, concluyó Ashley Stewart en una entrevista para ABC de Australia.
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